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Pero a Diem no se le da bien seguir los caminos marcados. Su peculiar aspecto y su temperamento ardiente hacen que destaque. Y, como saben todos los mortales de su entorno, es mejor no llamar la atención de los Descendientes, los seres semidivinos que dominan todo el mundo conocido.
Cuando la madre de Diem desaparece, tras hablar con un oscuro Descendiente marcado por una cicatriz, el futuro de Diem salta por los aires.