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En este álbum no hay viajes ni grandes aventuras, y ahí está la gracia de Hergé para conseguir mantener la intriga. Toda la acción sucede en Moulinsart, dentro y en los jardines y alrededores del castillo. Según nos cuenta el mismo Hergé: "Al empezar este álbum, mi intención era también la de simplificar, la de entrenarme a narrar, esta vez, una historia en la que no pasase nada, sin recurrir al exotismo. Simplemente para ver si era capaz de mantener al lector en vilo hasta el final".