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Sinopsis
El libro plantea «el problema de Dios» desde la propia experiencia vital de su autor y su búsqueda incesante, tanto a través de la lectura de los grandes místicos como el Maestro Eckhart y de las grandes tradiciones religiosas (hinduismo, buddhismo, cristianismo) como de prácticas tales como el yoga y la meditación, hasta el encuentro con aquellas personas afines a sus inquietudes espirituales. Los textos místicos y sagrados son abordados a partir de autores como Mircea Eliade, Henry Corbin, Jean Varenne o Louis Massignon, entre otros, y confrontados con la filosofía griega y del siglo XX, desde Nietzsche a Martin Heidegger o Hannah Arendt.
El «problema de Dios» se enfoca desde una doble perspectiva: la del Dios antropomorfo y personal y la del Dios impersonal, sin forma ni figura, para centrar el argumento de su libro en esta última. En efecto, esta obra trata del Dios al que se llega por la cara norte de la montaña, que no es otra que el Monte Carmelo de san Juan de la Cruz, y cuya cima se alcanza mediante una ascensión que consiste en un proceso de reducción y de negación. Es el camino mostrado por la teología negativa o apofática, que desde Dionisio el Areopagita concibió que nada puede afirmarse de Dios. Al hilo del «Dios ha muerto» de Nietzsche y de lo que Heidegger entendió como «pensamiento puro», «el desierto crece», Hervé Clerc considera que «lo que crece hoy en día en la desolación del mundo, oculta tras ella, es la cara desértica de Dios». Lecturas, pensamientos, conversaciones, mitos son aquí entrelazados para dar forma a un texto único y original.