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Sinopsis
Si la vida puede mostrar sus dos caras, la de la felicidad y la del sufrimiento, ambas se le presentaron en toda su magnitud a la protagonista de esta obra, Ana Bolena o Anne de Boleyn. Objeto del capricho de un monarca excéntrico y voluble como Enrique VIII de Inglaterra, incapaz de aceptar la negativa como respuesta, Ana Bolena suplantó en el trono a la española Catalina de Aragón. Quizá el hecho de su parentesco con el emperador Carlos V, libró a la española de una muerte forzada que dejara expedito al rey el camino hacia su matrimonio con Ana.
Los deseos del monarca se hicieron realidad. Ni las estrategias del cardenal Wolsei, que procuró a toda costa una provechosa alianza matrimonial entre Enrique VIII y Margarita, la hermana de Francisco I, rey de Francia, impidieron que Catalina fuera postergada y que el matrimonio entre Ana Bolena y Enrique se verificara. Tampoco lo pudo impedir el Papa, ni siquiera el Emperador Carlos, que vieron cómo la estrategia del rey se imponía ante cualquier dificultad hasta conseguir la nulidad del primer matrimonio regio. Para ello, no dudó Enrique en separarse de la Iglesia de Roma, y alentado por su futura esposa, protestante, se constituyó en cabeza indiscutible de la Iglesia Anglicana.