Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
En el verano de 2014, un vídeo se hizo viral en la red. En él un encapuchado con nítido acento británico degollaba en nombre de Estado Islámico al periodista estadounidense James Wright Foley, secuestrado dos años antes. Era la tarjeta de presentación de un nuevo grupo terrorista que se daba a conocer al mundo no solo a través de bombas y balas sino también de vídeos elegantemente filmados, revistas bien diseñadas y trabajados hashtags en Twitter.
Desde entonces, los terroristas han producido y difundido más de 1.300 vídeos con el propósito de construir un relato propio que fascine y movilice a sus audiencias. Mediante estudiadas referencias a videojuegos, series y películas de actualidad, Dáesh busca convertir el terrorismo en un producto de comunicación transmedia popular y seductor, capaz de canalizar la frustración, el odio y el vacío intelectual y político, incluso el aburrimiento sistemático, de jóvenes de todos los países del mundo.
Tal como pudo verse en Bruselas y en París, y en sus atentados posteriores, Estado Islámico ha cambiado para siempre el modo en que el terrorismo piensa y actúa. Las nuevas armas de seducción masiva de grupos violentos y extremistas están obligando a los Estados y a las instituciones modernas a rediseñar por completo sus políticas de seguridad y de comunicación pública e institucional. La batalla por las mentes y los corazones de las nuevas generaciones de ciudadanos acaba de empezar. Y los resultados son imprevisibles