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Sinopsis
«Gracias a los sacrificios de ayer, la victoria que entonces se nos hurtó hoy comienza a conquistarla nuestro pueblo. Y en su nombre, en nombre de este pueblo nuestro, que no olvida a los amigos que en las horas difíciles estuvieron a su lado, gracias, camaradas soviéticos, por vuestra lucha en España, que con honor proseguisteis en la Gran Guerra Patria, gracias por vuestro afecto hacia nuestro pueblo y hacia nuestro país!...» (Del prólogo de Dolores Ibárruri, Pasionaria) Bajo la bandera de la España republicana, por más que sus protagonistas lucharan bajo la enseña roja (y por más que el título original en ruso fuera Bajo la bandera de la República española, que es lo mismo pero no es igual), es una obra colectiva en la que escriben su testimonio los últimos asesores soviéticos vivos que vinieron a nuestro país a luchar en 1936. Todos eran supervivientes natos de varias guerras y múltiples purgas: Rodión Malinovski, mariscal, dos veces Héroe de la Unión Soviética, cerebro militar de la legación soviética en España y, posteriormente, uno de los artífices de la victoria de Stalingrado; Nikolái Vóronov, mariscal principal de Artillería, y el almirante Nikolái Kuznetsov, cuya versión resulta fundamental para comprender la ayuda prestada a la Marina de Guerra republicana. También Alexandr Rodímtsev, de sobrenombre Pablito, coronel general, dos veces Héroe de la Unión Soviética; Semión Krivoshein, teniente general, asesor de los tanquistas e involucrado en el envío de las reservas auríferas del Banco de España a Moscú; y Mijaíl Yakushin y Gavril Prokófiev, ambos generales mayores de Aviación. Este libro, prologado por «La Pasionaria», es un documento interesante para el investigador y de curiosa lectura para el público en general. Aunque los autores rezuman cierta nostalgia, su contenido es demoledor, pues vienen a decir que la importante ayuda prestada por la Unión Soviética fue dilapidada por los dirigentes de la República en guerra. Los socialistas, anarquistas o republicanos moderados aparecen ninguneados, cuando no insultados. Sólo los líderes afines como Líster o los jefes de las Brigadas Internacionales (en cuyas filas el «70 por ciento o el 80 por ciento de sus hombres son comunistas») salen bien parados, adalides del valor y pulquérrimos defensores de la libertad y de un modelo de democracia que quebraría con el Muro de Berlín en 1989. Por cierto, no busque el lector ninguna referencia a Stalin, promotor de la ayuda al Gobierno del Frente Popular y su máximo valedor, pues en la década de los 60 del pasado siglo, cuando se compuso esta obra, ya no era políticamente correcto mencionar al dictador. AUTOR Dolores Ibárruri Gómez, Pasionaria o La Pasionaria (Gallarta, 1895-Madrid, 1989), nació en Vizcaya en el seno de una familia de mineros. Participante precoz y muy activa en las luchas obreras, se trasladó a Madrid al proclamarse la II República, régimen por el que fue encarcelada en varias ocasiones. De verbo electrizante e implacable espíritu, su actuación en la Guerra Civil la convertiría en el referente del Partido Comunista de España. En su exilio en la Unión Soviética continuó con su militancia y alcanzó el cargo de Presidenta de El Partido, tras haber sido su Secretaria General durante lustros. Vuelta a la añorada patria en 1977, fue elegida con 82 años como diputada a Cortes de la democracia, si bien su papel ya fue más simbólico que efectivo. A ella se deben unas interesantes memorias en dos partes (El único camino y Me faltaba España), la dirección de la obra en cuatro tomos Guerra y Revolución en España 1936-1939 y el prólogo y coordinación de este Bajo la Bandera de la España Republicana, publicado por vez primera en la mítica Editorial Progreso de Moscú a finales de la agitada década de los 60 del siglo pasado. En este libro colectivo se pueden leer los recuerdos de los últimos asesores soviéticos que vinieron a España en apoyo del Gobierno del Frente Popular entre 1936-1939, algunos tan destacados como Nikolái N. Vóronov, experto en Artillería; el famoso almirante N. G. Kuznetsov como asesor de la Flota Roja; Alexander Rodímtsev, dos veces Héroe de la Unión Soviética y uno de los artífices de la victoria de Guadalajara en 1937; Semión M. Krivoshein, destacado en la fuerza de carros de combate, o los ases de la Aviación Mijaíl Yakushin y Gavril Prokófiev, entre otros. Cuando la obra fue escrita, hacia 1966, no quedaban muchos más de los centenares de «rusos» participantes en nuestra guerra: habían muerto, ora por causas naturales, ora en la Gran Guerra Patria (1941-1945) o, de forma más frecuente, en las purgas de Stalin, quien llegado 1939 quiso tender un velo sobre la participación de la URSS en nuestro país.