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Sinopsis
Los navegantes de la Antigüedad creían que se convierte en inmortal quien sobrevive a tres naufragios. En el siglo XVI, Álvar Núñez Cabeza de Vaca superó esa cifra mágica en sus exploraciones por las costas de Cuba y el Golfo de México. Sobrevivió a tantos huracanes y a tantas asechanzas humanas que mereció, si no alcanzar la inmortalidad, al menos perdurar en sus lectores. Pero no todos han reflejado imágenes fieles de su persona y de su obra. Argonauta, náufrago esforzado, trotamundos, Álvar Núñez Cabeza de Vaca amaba tanto las tradiciones caballerescas que creó una nueva: el conquistador conquistado que, tras haber sufrido en sus propias carnes la esclavitud, se ganó la amistad de varias tribus indias. Su caso, aunque extremo, nada tiene de raro contra lo que pregonan quienes reducen la exploración y colonización del Nuevo Mundo a la galería de retratos de los conquistadores que consiguieron el poder y la gloria. Diez años tardó Ulises en volver de Troya a Ítaca. También Cabeza de Vaca pasó diez años de naufragios, esclavitud y hambrunas desde que se embarcó en Sanlúcar de Barrameda en junio de 1527 hasta que arribó a la Península por el puerto de Lisboa en agosto de 1537. Pero el Ulises del Nuevo Mundo invirtió el orden de sus desventuras. A los tres años de regresar a España de su odisea en la América boreal, partió hacia la austral, donde viviría su desastrosa ilíada como gobernador.