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Sinopsis
«Odiaba todos mis lunares hasta que un día alguien decidió usarlos como mapa del tesoro. Desde entonces ya no los escondo por si en algún momento ese alguien decidiera volver».
Cada noche te escribo son los silencios que ponen fin a una conversación, los gritos de auxilio jamás enviados, las cartas perdidas en un cajón. La despedida elástica del que no quiere irse, unos dedos cruzados para que se quieran quedar. Aquellos secretos que guardas para quien ya no está.
Este libro es un acto de soledad, un golpe en la mesa, un monumento a lo que pudo ser y también una sombra en mitad del camino: la última noche de duelo, una recaída controlada, los segundos previos al número final. Despertarse cuando ya no estás.