Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Después de pasar años inmersa en las comunidades indígenas de Alaska, decidió aventurarse en un lugar aún más extremo: una región de Kamchatka, en los confines de Siberia (cuyo acceso está prohibido por el Ejército ruso, que desarrolla allí pruebas militares secretas), donde comenzó a convivir con el pueblo eveno y sus renos. Una vez aceptada recibió el apelativo de "matukha" (que significa «osa») y, para su sorpresa, empezó a tener sueños recurrentes con un oso. Hasta que un día el encuentro sobre el que los chamanes la previnieron tuvo por fin lugar: tras adentrarse en un valle remoto, el oso aparece de la nada, ataca, envuelve la cabeza de la antropóloga con sus fauces, comienza a apretar, deforma su rostro, quiebra su cráneo y su mandíbula… y deja de hacer fuerza. De forma inexplicable, el oso decide dejar a la mujer desfigurada pero con vida. La frontera entre dos mundos se ha borrado. Y ésta no sólo afecta a los límites físicos entre una humana y una fiera que, al encontrarse, abren grietas en sus cuerpos y sus cabezas. También conlleva el encuentro del mito con la realidad, del pasado con el presente, del sueño con su encarnación. Desde aquel día, los evenos le otorgan a Nastassja un nuevo sobrenombre: "miedka", el ser que es mitad mujer y mitad oso. De modo que, después de pasar años analizando historias nativas sobre las presencias múltiples que pueden habitar un cuerpo (y que subvierten el concepto occidental de identidad unívoca), ahora ella misma se convertirá en su propio objeto de estudio. Entre dos culturas (su familia francesa, que la querría de vuelta como si todo hubiera sido sólo una pesadilla; y su nueva familia evena, que le ofrece el contexto donde comprender un acontecimiento vital que supone un segundo nacimiento), la antropóloga no tendrá más remedio que elegir quién (o quiénes) es ahora.