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Sinopsis
Los acontecimientos del año 2009 demostraron que la distinción entre política interior y exterior había quedado obsoleta. En Pittsburgh, el G-20 debatió sobre la crisis financiera, en Copenhague, las Naciones Unidas se esforzaron para elaborar un plan de prevención del cambio climático y en Londres, se buscaron soluciones para el conflicto de Afganistán. En ese año de fronteras difusas, Ulrich Beck tomó notas sobre lo que registró en los medios y en la realidad, tanto global como localmente. En los artículos que publicó en el Frankfurter Rundschau, entre otros, Beck intentó organizar el caos del discurso. En conclusión, según Beck, necesitamos una política interior global. Beck estudia aspectos como la modernización, los problemas ecológicos, la individualización y la globalización. En los últimos tiempos se ha embarcado también en la exploración de las condiciones cambiantes del trabajo en un mundo de creciente capitalismo global, de pérdida de poder de los sindicatos y de flexibilización de los procesos del trabajo, una teoría enraizada en el concepto de cosmopolitanismo. Beck también ha contribuido con nuevos conceptos, incluyendo la llamada "sociedad del riesgo" y la "segunda modernidad".