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Sinopsis
«El 31 de agosto de 2018 murió el periodista Álex Bolaños, que también era mi marido y el padre de mi hija. Tenía cuarenta y siete años. Durante tres años, vivimos zarandeados por un carrusel de catástrofes tras ser diagnosticados ambos de cáncer. Nos convertimos en enfermos y cuidadores. Nos atrincheramos detrás del amor. Pero el amor no elimina las células tumorales ni sube las defensas. Cuando Álex falleció, empecé a escribir un diario de nuestra vida sin él en el que deposité un poco de todo: la gestión burocrática de la muerte, el abismo de la pérdida, la curiosidad hacia los médicos que le trataron, la responsabilidad sobre el duelo de nuestra hija, sus reflexiones sobre la enfermedad, mis lecturas sobre catástrofes ajenas, la añoranza de lo que fue y, finalmente, la saudade por lo que no será. Rastreé en mi cementerio de diarios y recuperé cuadernos de nuestros viajes y textos que nos habíamos intercambiado durante el tiempo que compartimos. Necesitaba poner por escrito todo lo que acabábamos de vivir antes de que se borrase su frescura, pero también caminar hacia atrás, al tiempo de despreocupación y placer que, ahora lo sabía, habían sido las horas de felicidad. Poseída por ese pensamiento mágico que a veces llega con la muerte, escribí también para hacer a Álex un poco inmortal, como yo deseé tantas veces que fuera». TEREIXA CONSTENLA