Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Cesare Pavese consideraba Dialogos con Leucó, publicado en 1947, uno de sus libros más queridos, tal vez su obra más importante y duradera. En ella refleja su profundo interés por el mito, sus símbolos y su dimensión antropológica y psicoanalítica.
Veintiséis diálogos breves y llenos de tensión en los que dioses y héroes de la Grecia clásica (de Edipo y Tiresias a Calipso y Odiseo, de Eros y Tánatos a Aquiles y Patroclo) son invitados a discutir la relación entre el hombre y la naturaleza, el carácter inevitable del destino, la necesidad del dolor y la irrevocable condena de la muerte. Para Pavese todo lo real tiene una representación simbólica, y en estos diálogos nos muestra, con una gran carga emotiva y lírica, la vulnerabilidad humana. Sin embargo, no pierde la esperanza, y como dice uno de los dos cazadores en «El hombre lobo»: «Hay una paz más allá de la muerte. Una suerte común. Importa a los vivos, importa al lobo que hay en todos nosotros. Nos tocó matarlo. Sigamos al menos la costumbre, y dejemos el insulto a los dioses. Tornaremos a casa con las manos limpias».