Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
En los últimos tiempos han surgido algunos procesos y fenómenos con vocación de cambiar nada menos que la vida de la humanidad, de conducirla por vericuetos sin retorno hacia un futuro supuestamente mejor. A esta pauta obedece la celebrada aparición en Estados Unidos de una «economía digital», cuyo lanzamiento urbi et orbi auguraba un cambio trascendental.
En efecto, los avances en las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TIC) durante la pasada década sentaron las bases para un espectacular periodo de crecimiento. Pero el tiempo parece demostrar que eran exageradas las ambiciosas voces que anunciaban una «nueva economía» basada en las TIC, libre de ciclos y de crecimiento sin fin. Por ello, REBERTO VELASCO ha puesto especial cuidado en no dar rienda suelta al agorero que todo economista lleva dentro y estudia este peculiar fenómeno con el necesario escepticismo. De hecho, hay pocas novedades bajo el sol, y el plato de la «nueva economía», brillantemente cocinado por los analistas financieros, los bancos de inversión y las grandes consultoras internacionales, no revolucionará la gastronomía tradicional. Sin embargo, tampoco será, como revela este sólido e inteligente análisis, una receta más del catálogo de comida rápida.