Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
«María Soto es una de las mejores embajadoras de Disciplina Positiva en España.»
Jane Nelsen, autora de Cómo educar con firmeza y cariño.
El objetivo de este libro tan personal es dar a conocer qué es y cómo se aplica la Disciplina Positiva -desde la íntima experiencia de la autora y su acreditada profesionalidad-, facilitar sus herramientas, relacionarla con la educación de los niños y también contribuir a su puesta en práctica. Más de treinta años de trayectoria avalan esta metodología basada en una educación a largo plazo, que defiende el equilibrio entre la firmeza y el cariño para ofrecer estabilidad a nuestros hijos mientras les preparamos para la vida, al tiempo que potencia sus capacidades y fomenta en ellos valores fundamentales para aprender a vivir en sociedad.
«Para educar a nuestros hijos de forma consciente, el primer paso sería maravillarnos con ellos, por ellos. Tratarlos como lo que realmente son. Como al mejor de los maestros, porque sin hacer nada nos enseñan a dar lo mejor de nosotros mismos, y cuando inevitablemente nos sale lo peor, por cansancio o desesperación, son los únicos que pueden perdonarnos ese mal momento sin juzgarnos. Siguen ahí, esperando un abrazo, olvidando nuestra peor cara, queriéndonos incondicionalmente y aceptando de nosotros lo que no soportamos de ellos.» María Soto