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Escrita con un estilo a la vez áspero y poético y con una marcada perspectiva de clase, El agua del lago nunca es dulce , finalista del Premio Strega y ganadora del Campiello, es una memorable novela de iniciación que narra el lento y cruel descubrimiento del mundo en que vivimos, tan lleno de privilegios para unos pocos y de promesas falsas para la mayoría.
Sinopsis
Roma es cada vez más cara y asfixiante, por lo que la humilde familia de Gaia se muda a las afueras, a un hermoso pueblo cerca del lago Bracciano en el que no es fácil pasar desapercibido: todo el mundo sabe quién eres y cuánto ganan tus padres. Antonia, la madre, a cargo de cuatro hijos y un marido paralítico por un accidente en la obra, es una mujer honrada e incansable que enseña a Gaia, su única hija, a confiar en las propias capacidades por encima todo, a no desistir y a llevar la cabeza siempre bien alta. Gaia es la más lista de la familia, así que ha de estudiar sin desmayo, hacer una carrera y convertirse en alguien. Y Gaia aprende a no quejarse, a leer libros, a defenderse, a saltar al lago sin miedo? Pero la violencia y la rabia, agazapadas como una serpiente, no dejan de crecer en su interior. Orgullosa y obstinada, Gaia lanza a ese mundo en el que no encaja una mirada negrísima, penetrante, furibunda, porque ¿cómo creer en «un futuro mejor» cuando naciste en el lado equivocado del río?