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Sinopsis
Año 396 AC, un pueblo sirio. Llega una mujer extenuada, quemada por el sol y que apenas se mantiene en pie. Los niños del pueblo avisan a sus padres pero éstos, en lugar de ayudarla, empiezan a tirarle piedras dejándola en el suelo malherida. Aquella noche un grupo de niños sale a escondidas de sus casa para llevarla a una cabaña al lado del río. La mujer se llama Abira y durante los días siguientes les cuenta su historia: Hace ya más de treinta años, Ciro, hermano del rey de Persa, reclutó un ejército compuesto de diez mil mercenarios griegos para destronar a su hermano. Marcharon a través de Asia Menor arrasando con todos los pueblos que encontraban a su paso dejando a sus habitantes hambrientos y desesperados. Abira vivía en unos de esos pueblos y se enamoró de Jenofonte, uno de los oficiales griegos. Abira decidió acompañarle. La marcha duró meses y Abira se hizo amiga de las demás mujeres acompañantes de los soldados, casi todas prostitutas. Jenofonte fue un soldado brillante pero Ciro, a pesar de haber reunido un ejército enorme, no pudo vencer al rey de Persia que le espera a las puertas de Babilonia. Ciro murió decapitado y su ejército se desbandó. Bajo el mando de Jenofonte los soldados griegos emprendieron la retirada a través de terrenos hostiles y peligrosos. Atravesaron Armenia por una ruta de casi cuatro mil kilómetros. Abira estuvo siempre a su lado y él le prometió que se casarían al llegar a su patria. Miles de soldados murieron en el camino. La marcha de los diez mil fue una hazaña llena de traiciones. Jenofonte logró sobrevivir y volvió a su hogar en Grecia con cuatro mil soldados menos. Su historia de amor con Abira terminó a su llegada a Grecia a pesar de sus promesas. Su familia ya le había casado con una chica de su clase social y aunque Jenofonte juró a Abira que volvería por ella, nunca lo hizo. Ella no tuvo más remedio que volver a su pueblo donde todos le repudiaron.