Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
SERGIOGARCÍAZAMORA (Esperanza, Cuba, 1986) es poeta, filólogo y editor. Tiene publicados más de una docena de poemarios, siendo el más reciente Perro que aúlla (2015). Ha recibido los premios de poesía La Gaceta de Cuba e Internacional Rubén Darío, entre otros. En fin, el autor de El frío de vivir resulta uno de esos "poetas que no [vacilan] en espolear la bestia" y que debemos seguir.
García Zamora alcanza en El frío de vivir una indudable madurez expresiva y una manera particular de percibir el mundo. Se trata de un libro no solo bien escrito, con dominio tanto del poema en prosa como en verso, sino además y sobre todo de una escritura propia, única. Su autor sabe que, "[c]omo al alcornoque, hay que descortezar el poema, quitarle lo que tiene de corcho".
En sus páginas deslumbrantes los temas se entretejen, aparecen y desaparecen, como en el pensamiento, como en la vida misma. Y en definitiva, se manifiesta una conciencia crítica que crece desde las raíces de la infancia y no se olvida de ser autocrítica ni se limita a lo personal. Así se desafía toda ideología, idealista o materialista, de derecha o de izquierda. Y se enriquece la tradición de la poesía que niega el solipsismo y afirma la fabulación de la realidad, que es diálogo sin concesiones al populismo o al mercado, y que requiere de un lector participante. VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ