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Sinopsis
«Una novela necesaria. Hace que el suelo tiemble un poco mientras la leemos. Y una vez cerrada, el suelo sigue temblando.» Juan Bonilla, El Mundo (sobre A quien corresponda) «El mejor cronista actual de América Latina: un soberbio entrevistador, un viajero dotado de una cultura enciclopédica y una fina ironía.» Roberto Herrscher, La Vanguardia «Su prosa y su mirada son un reactivo fuerte para almas sensibles o amigas de lo políticamente correcto.» Leila Guerreiro, El País (sobre Contra el cambio) «Convence tanto como seduce.» E. Paz Soldán, La Tercera (Chile) «Un perturbador sistemático, un sembrador de dudas.» F. Lazzarato, Il Manifesto
Un viaje al interior del olvido; una geografía contemplativa de la Argentina incierta que se dilata hasta la Cordillera, más allá del tango y del tongo.
¿Se puede narrar un país? ¿Se puede hallar una gramática verbal para esa abigarrada suma de confusiones que hierve bajo la triste o hueca solemnidad de una bandera? ¿Es posible articular con palabras todos los gozos y los delitos cometidos en el vasto escenario que limita una frontera? No, la sintaxis de ese equívoco no existe. Hay, sin embargo, la posibilidad de una mirada, y en ese empeño quimérico se embarca un hombre a bordo de su Erre. El interior es la dilatada niebla suspendida a espaldas de las patrias que alardean de su fachada. El exterior de Argentina se llama Buenos Aires: más allá comienza el olvido. Martín Caparrós salió a su encuentro armado con el oficio de los grandes narradores (buena pluma y mejor oído); lo contempló en pías iglesias y sórdidos burdeles, en caminos polvorientos, lejanas aldeas, estancias, hospitales y quebradas; lo escuchó en malhechores y carceleros, optimistas y desesperados, víctimas y verdugos, amos y peones, santas y putas. ¿Dónde están las añoradas esencias? He aquí una respuesta literalmente aventurada. Este libro es la crónica de esa aventura y de una melancolía. Un testimonio implacable. Una impecable melancolía.