Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
La edición en la que Sial Pigmalión se honra se debe a Vicente Araguas, experto conocedor de la literatura portuguesa y «alquimista» de El primo Basílio en la vuelta de tuerca que supone su libro Basilio de Brito ha vuelto a Lisboa.
Sinopsis
Con excepción de Madame Bovary, sin duda «la madre de todas las batallas», tal vez El primo Basílio de José Maria Eça de Queirós sea la cumbre de las novelas de adulterio femenino (pleonasmo al canto) decimonónicas. No solamente porque nos narra una historia de amor contrariado comme il faut, sino por el conflicto social que en ella subyace. De hecho, el personaje de la criada chantajista, Juliana Couceiro Tavira, es representación fidedigna de la dialéctica histórica, del conflicto entre clases sociales antagónicas. Aparte, la habilidad del primer novelista portugués para satirizar una clase media con ínfulas, un sector de la prensa entre la inanidad y la corrupción, y una aristocracia tal banal como la monarquía que la había encumbrado. Inolvidables los apuntes de picaresca en la casa de la tía Vitória, nuevo patio de Monipodio, que Eça de Queirós nos brinda. El personaje de Leopoldina, feminista avant la lettre, quien no solamente hace de su capa un sayo, se permite criticar una institución tan hegemónica como la Iglesia portuguesa de entonces. Cosa que por otra parte ya había hecho el gran librepensador que era Eça de Queirós en El crimen del padre Amaro. Leopoldina es de alguna manera mentora de Luisa y testaruda buscadora del sueño imposible de un amor a tono con su condición de mujer liberada. Condición a la que aspiraba, en definitiva, Juliana Couceiro Tavira, a la postre, provocadora de la catarsis propuesta por Eça de Queirós.