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Remedios y su compañera Antonia conocen de primera mano los intríngulis de la farmacia. Ambas visten la bata blanca desde hace años (será por eso que ya no luce tan blanca) y luchan juntas contra los comandos de prescripción vecinal, pero, pese a compartir vocación, su visión de lo que se cuece a ese lado del mostrador es muy distinta. Así que cuando llega a la farmacia una nueva estudiante en prácticas, cada una de estas maestrillas de la botica le mostrará un enfoque diferente del paraíso (o infierno) en el que viven, entre cajas de medicamentos, prospectos y recetas.
La mirada idealista de Remedios contrastará con el humor ácido que se gasta Antonia, y así le enseñarán los trucos que toda buena farmacéutica debe conocer, desde armarse de paciencia hasta torear a quien pide antibióticos sin receta y, por supuesto, a mantener el cúter afilado.