Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Las derruidas murallas de Bizancio. Atardeceres en los astilleros del Cuerno de Oro. El cantil del fin de Europa sobre el Bósforo. Los cruentos destrozos de la ciudad. Los parques de lápidas asomados a las colinas. Falenas de lucecillas que afloran al anochecer por toda la ciudad. Un paseo meditabundo junto a las vías por las que transitó el Orient-Express. La feliz rutina de los barcos urbanos. El color pardo del Cuerno de Oro. Haydarpasa: la estación de trenes más bella del mundo. Empinadas cuestas y olor a estufas. La lluvia y el invierno. Estruendo y silencio. Barrios proletarios y casas de madera. Calamidad y vanguardia. Fluidos de nostalgia y códigos contemporáneos. Y la gente, el gran caravasar de la gente en Estambul. Todo en este libro aleatorio son paseos, paseos que son miradas, miradas que son resuellos. La ciudad se describe con amor al detalle. El paseante sabe que se debe a la moral del asombro. Flujo y asiento de identidades, Estambul dice adiós al cliché. La ciudad es como un estado de ánimo, más allá de servir de bisagra entre Oriente y Occidente. A cada paso reaflora la Historia (en 2013 se cumplen 560 años de la conquista otomana de Bizancio). El resto discurre entre crónicas de viajeros de época, novelas de siempre y contemporáneas, cine, la literatura de un Nobel...