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Sinopsis
La Brigada de Investigación Social, conocida por la oposición antifranquista como La Social o La Secreta,
dependía de la Dirección General de Seguridad. Durante el régimen, una obsesión de la DGS fue el control de la
subversión. Para ello crearon un servicio de seguimiento de activistas y desafectos, tanto en España como en el
exterior, y establecieron relaciones con centrales de inteligencia de otros países. Pero el mayor logro fue el de
generar en la opinión pública la convicción de que la seguridad de todos dependía de los ciudadanos y de cómo
actuasen, favoreciendo así la relación de porteros, vecinos y miembros de organizaciones aspirantes a congratularse
con el régimen, que se convirtieron en un ejército de delatores y confidentes, y acrecentando el conocimiento que
la Social tenía sobre la vida cotidiana de los españoles y su afinidad política o religiosa.
Se creó entonces la División de Investigación Social, al más puro estilo nazi, y la Secretaría Técnica, cuya labor
consistía en crear boletines de uso interno que contenían fechas, nombres y fichas policiales de cuantos eran
considerados un peligro para el régimen. En dichos boletines se detallaban los seguimientos y se incluía información
relevante. Reuniones confidenciales, congresos, conferencias y un largo etc., eran de conocimiento de «La Social»,
cuyos miembros estaban informados de cuanto acontecía. Quien entraba a formar parte del archivo de la Secretaría
General era carne de cañón. Podía ser detenido en cualquier momento, nunca se borraban sus antecedentes, hiciera
lo que hiciese, y no tenía acceso a puestos dentro de la administración a menos que claudicara de sus ideales y dejara
constancia de su arrepentimiento.
Esa información se destruyó en gran parte, pero este libro y su autor llevan muchos años adentrándose en el
oscuro mundo de La Brigada, descubriendo nombres, papeles e historias. Muchas notas, documentos y horas
sentado frente a hombres curtidos en la lucha callejera. Algunos con la pistola todavía en un cajón de la mesita de
noche, otros compartiendo anécdotas y sufriendo en silencio el escarnio de haber pertenecido a aquella policía.
Vamos a adentrarnos en las fichas policiales más secretas del régimen. Notas y documentos que no deberían existir,
pero que después de más de veinticinco años de investigación verán la luz.