Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
n Filipo II y el Arte de la Guerra tendremos la oportunidad de conocer en profundidad a uno de los más grandes reyes de la antigua Macedonia. Gracias a su habilidad como estratega, diplomático, político y soldado, heredó un reino pobre, débil y acosado por innumerables enemigos y lo transformó en el más poderoso de toda Grecia.
A lo largo de sus páginas podremos conocer la historia del reino Macedonio, desde sus orígenes míticos hasta la formación de un imperio, de la mano del que, a la postre, se convertiría en el padre del mítico Alejandro Magno y en el forjador de un nuevo ejército que cambiaria el devenir de la guerra en la Antigüedad. Filipo II fue el creador de la falange macedonia, formación que se demostraría como inigualable en el campo de batalla y que reportaría incontables victorias sobre poderosos enemigos, como los ilirios, los tesalios, los tracios, los beocios o los atenienses. Pero no sólo eso, logró integrar en el campo de batalla a la infantería y a la caballería para emplearlos en nuevas formaciones tácticas: armó a sus soldados con las míticas sarissas y apreció como pocos las posibilidades militares que la maquinaria de guerra podía proporcionarle, siendo el mecenas de numerosos avances en este campo. Soñó con conquistar el Imperio persa, cuando ya había logrado lo que nadie antes fue capaz: el control de Grecia.
Sólo la muerte le arrebató esa hazaña, pero sentó las bases de lo que más tarde conseguiría su propio hijo. Su figura levantó tanto odios como pasiones; se le conocía como mujeriego y bebedor, pero también por su habilidad para la oratoria, por sus astucia, determinación y valor. Siempre luchó en primera línea junto a sus soldados y nunca permitió que éstos le llamaran rey, sino solo "General".