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Sinopsis
Los dominios españoles conquistados en su mayor parte a lo largo del siglo XVI, constituían el más amplio de los imperios coloniales. Sus posesiones incluían en el extremo Oriente el estrtégico archipielago de las Islas Filipinas. En el Atlántico y frente a las costas de África se encontraban las Islas Canarias. Pero, sobre todo, España poseía un amplio territorio en América, prolongandose sus dominios desde la Tierra del Fuego en el Sur, hasta Méjico y Florida en el Norte. Con la excepción de Brasil y las Guayanas, los españoles dominaban toda Ámerica del Sur y Central. La alineación de España con Francia la convirtió, de forma indirecta, en enemiga de Inglaterra. El 18 de Agosto de 1796 se firmó el Tratado de San Ildefonso entre Francia y España, por el que ambos estados acordaron mantener una politica militar conjunta frente a la potencia británica, por este motivo no pasó mucho tiempo para que se iniciaran las hostilidades. Ante el relanzamiento de la guerra, Inglaterra buscaba el establecimiento de un triangulo defensivo, tomando como extremos las islas de Jamaica, Trinidad y Puerto Rico. Jamaica estaba en manos inglesas desde el siglo XVII, por lo tanto era necesario conquistar Trinidad y Puerto Rico de cara a completar el plan militar inglés