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Sinopsis
Las tres cuartas partes de la isla La Española están ocupada por la República Dominicana: es territorio fértil, húmedo y montañoso. Cerca del 80% del país está cubierto por cadenas montañas. La costa es irregular debido a las numerosas bahías. El clima, semitropical y la vegetació frondosa. La Isla destaca por su carácter colonial y por el mestizaje que sigue perviviendo en la vida cotidiana y en la arquitectura. Un recorrido por el litoral permitirá localizar el rastro de Colón, de los caciques indígenas, de todo el pueblo taíno, de filibusteros que con sus leyendas surcaron estos mares. No hay que perderse la península de Samaná, las playas de la costa este como Playa Bávaro o Punta Cana ni la costa más agreste de Barahona. Hay también que recorrer el valle del Cibao con las montañas más altas del Caribe. No faltan los pueblos con encanto, como Bayarhibe. La capital, Santo Domingo, merece un alto en el camino pausado, tanto para seguir la huella que dejaron los españoles como para disfrutar del bullicio de sus calles y de los locales nocturnos. En Puerto Plata y Santiago también se mezcla la vitalidad con la historia. La infraestructura turística es de primer orden con grandes resorts y complejos hoteleros lujosos (como La Romana), más una magnífica red de espacios naturales, desde Isla Saona hasta el parque Bermúdez)