Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
En esta Escapada vamos a pintar placenteramente y con pinceladas cortas el escenario cántabro, o sea La Montaña, pues es así como estos naturales norteños llaman a sus tierras, cimas y onduladas praderías. Escenario salpicado de pueblecitos donde no faltan las quesadas, los bocartes o las manchas boscosas; los ríos y arroyuelos, las omnipresentes y pacíficas vacas que todo lo abarcan. Cantabria es puro accidente, un continuo sube y baja sólo apaciguado por algunas playas amplias y marismas. Los contrastes paisajísticos son acusados: la gran belleza escénica de los Picos de Europa y la Liébana se complementa con la placidez de los paisajes pasiegos. Los valles de Cabuérniga, la Cantabria escondida, tiene su contrapeso en la más abierta de la costa con sus playas, sus villas marineras y con Santander, una de las ciudades más agradables de nuestro país gracias sobre todo a sus restaurantes, a su paseo marítimo y al complejo de La Magdalena. Cantabria tiene numerosas cuevas que son Patrimonio de la Humanidad por su arte prehistórico o por su importancia geológica (El Soplao), o por su belleza natural como las de Ramales y la zona del Asón. y monumentos los hay por todo: desde las colegiatas hasta las iglesias rupestres, desde Santillana del Mar, considerado el pueblo más bonito de España, hasta el modernismo de Comillas.