Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
La economía no es un fin sino un medio, como se ha demostrado en los últimos años. Según
Gonzalo Bernardos, unos políticos con complejo de inferioridad intelectual especialmente los que se autodenominan de izquierdas han dejado a inversores y banqueros comúnmente
llamados «los mercados» dirigir los asuntos económicos según sus intereses. El autor asegura que cuando oye hablar a los políticos de los mercados, le parece oír a los jefes de tribus milenarias implorar a sus dioses. Unos dioses a los que constantemente hay que contentar incurriendo en grandes sacrificios.
Por eso ha decidido analizar en este libro los errores que han cometido los economistas atraídos por el dinero fácil o que han caído en el servilismo hacia unos políticos mediocres, y cómo, todos ellos, nos han engañado durante más de una década. Al principio nos hicieron creer que estábamos muy bien, que teníamos más dinero, cuando en realidad se lo debíamos al banco. Últimamente nos han hecho verter sangre, sudor y lágrimas de forma innecesaria. El objetivo no es económico, sino político y social.
Es un modelo de sociedad en el que unos pocos ganan cantidades inusitadas, el Estado de bienestar es mínimo y muchos ciudadanos tienen serios problemas para llevar una vida digna.
No obstante, Bernardos es optimista, cree que el pueblo se rebelará y exigirá a los políticos una mejor y más equitativa distribución de la renta. Cuando esto suceda, aparecerá un nuevo capitalismo y el futuro será mucho mejor que cualquier pasado.
El modelo de capitalismo financiero está en trance de desaparición: casi nada será igual, será mejor.