Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
La historia de un chico que tiene que aprender a amar, sin saber aún cuáles son las coordenadas del amor. Quizá la mejor novela erótica del siglo XX, en el sentido más amplio y literario de la palabra.
«Sus secretos le pertenecían solo a él. A sus silencios, sus alegrías, sus desprecios, sus tormentos nunca les busqué explicación. Para mí eran como sacramentos...»
El hombre se llama Wilhelm; camina ensimismado y su hijo Arturo le sigue como una sombra, atento a cada movimiento de su héroe, de quien imagina aventuras y proezas sin fin. Los dos viven en un antiguo convento, un caserón algo apartado del pueblo, donde antes se oían rezos y ahora reinan el silencio y la suciedad.
El padre se ausenta a menudo sin dar razones, y Arturo crece rodeado solo de libros y malas hierbas, hasta que de repente aparece Nunziata, la nueva esposa, y entre los dos se crea una complicidad extraña, casi a espaldas de Wilhelm, que es padre y marido, pero vive en la cuerda floja, con la mirada puesta más allá de la isla de Prócida, más allá de Nápoles y del aire tosco que lo rodea.
Solo el mar sabe qué piensa y siente ese hombre de cabeza rubia, labios orgullosos y ojos duros; solo el mar y Arturo, que un atardecer descubre a su padre cantando una canción de amor delante de los ventanucos de una cárcel. Su voz es áspera y desentonada, pero en esa canción de cuatro versos está la clave de una de las novelas más sensuales del siglo XX y el talento de una gran maestra que con esta novela ganó el Premio Strega en 1957.
«El amor verdadero es así: no busca provecho ni atiende a razones, y no se somete a ningún poder que no sea la disposición de los humanos.»
Elsa Morante