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Sinopsis
La montería, es en la acturalidad la modalidad, reina de la caza en España, en cuanto al volumen de inversión, piezas, personal y necesidades en general que origina. En este libro se intenta analizar en toda su extensión, en muchos casos amenizando las distintas cuestiones y situaciones con ejemplos de la propia experiencia montera del autor. En la primera parte, hace un repaso de distintos conceptos, de su evolución como modalidad de caza y de la nomenclatura empleada. Para ello, el autor se ayuda de un buen puñado de textos que abarcan un periodo de tiempo importante, siendo muchos de ellos joyas de nuestra literatura cinegética. Igualmente, en esta primera parte, aborda una serie de cuestiones que constituyen las bases de esta modalidad. En particular, menciona las labores que conlleva la preparación de una montería, diferenciando entre cotos cercados y abiertos, sin dejar de hacer referencia al origen de las palabras que nombren los principales conceptos monteros. También justifica los tiempos empleados en cada fase de la organización, para seguidamente detenerse en un análisis de aquellas cuestiones relativas a las armadas y los puestos. No deja de referirse a los cupos y garantías, incluso a la necesidad de la práctica de la modalidad, pero especialmente a las rehalas y rehaleros, como actores necesarios para el desarrollo de la montería.
En el segundo acto desgrana las partes de la jornada montera, comenzando por la junta y el sorteo. En el espacio dedicado a la salid de los monteros, en sus respectivas armadas, y la colocación de los puestos, destaca la figura del postor. Al ojeo dedica un mayor número de páginas, que incluyen comentarios sobre: la estancia en el puesto, con la influencia de los acompañantes, vestimenta y movimientos; las armas y su uso; el comportamiento ante los agarres; la señalización y pisteo de las reses; así como muy variadas cuestiones, siempre con ejemplos de episodios sufridos por él mismo. Se refiere a la suelta y la mano de las rehalas como una de las claves del éxito de la jornada, para lo que considera imprescindible la presencia de un guía, describiendo las distintas circunstancias que pueden plantearse, también aderezadas con relatos que vienen al caso. Termina con la junta de carnes y las distintas cuestiones que entonces se plantean, con especial mención al posible noviazgo.