Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Georges Henri Riviere dejó en marzo de 1985 ese mundo de los museos que venía animando desde 1928. Cofundador con Paul Rivett del Museo del Hombre, e iniciador del Museo Nacional de Artes y Tradiciones Populares de Francia, así como primer director del Consejo Internacional de Museos (ICOM-UNESCO), se encuentran también en el origen de los documentos que hoy se desarrollan en numerosos países. G.H.R., como le llamaban sus amigos y discípulos, impartió en la Universidad de París IV, de 1970 a 1982, un curso de museología general que la Asociación de amigos de Georges Henri Riviere pone ahora a disposición de todos los profesionales. Sobre este autor ha escrito Claude Lévi Strauss: Inventó completa y desde el principio una museografía purista y elegante, demostrando la existencia de una solidaridad que une a través de los siglos las obras maestras del pasado y las creaciones del presente. En él se reconcilian el gusto por la subversión y un clasicismo estricto, lo refinado y lo rústico, lo culto y lo popular, el rigor y la sensibilidad.