Una piedra lanzada quizás a esos poetas que andan enamorando quinceañeras en los bares de moda; tras su breve lectura, estimes que una piedra desafortunada echada sobre mi propio tejado; quizá sólo una piedra lanzada al aire o al mar; pero una piedra, eso sí, como un pecado; y una piedra que es, y fue la primera. Poemas hace más de una década escupidos aquí, en esta misma casa desde donde te escribo hoy, a la que vuelvo como cada año por estas fechas para encontrarme con mis padres, con is hermanos, y con esos viejos recuerdos y fantasmas de los cuales, en cierta medida, están impregnados estos primeros vesos.