Uno de los nombres fundamentales de la literatura infantil y juvenil de Extremadura, Pilar López Ávila ha construido su trayectoria sobre la sólida certeza de la imaginación: la que desarrolla en lugares como Vientos del Monte, en situaciones cotidianas e inverosímiles al tiempo, o en los personajes y animales que intervienen en el relato. Pero también lo hace sobre la potencia simbólica de la ficción, sobre su capacidad especulativa, la que despiertan esos pebas inquietantes que, de repente, aparecen por todos los tejados y despiertan la rebelión de las veletas. La rebelión de las veletas no se puede entender sin las ilustraciones de un nombre esencial en la ilustración española: los trazos de Ester García interpretan de modo magistral la sutileza de la narración, su trama y personajes.