Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
La última flor es una parábola ilustrada que encierra una verdad James Thurber sencilla pero no por ello menos profunda acerca del ciclo eterno de la vida, la muerte y el renacer. Publicada originalmente en 1939, cuando el ejército nazi ya había empezado a invadir Europa, el staccato de las botas militares es el ritmo que se oye al pasar las páginas de esta fábula antibélica, contada con humor pero con un aviso claro a navegantes: el de un mundo que se tambalea al borde del abismo. En este alegato melancólico contra la aniquilación, la resiliencia de su protagonista es un recordatorio de la vulnerabilidad, la desesperación y la fe renovada que conforman nuestra historia. Su mensaje, desgraciadamente, sigue siendo tan actual como en su día. «De todos los libros de James Thurber, La última flor es mi favorito. Y de todas las flores, reales y figuradas, que lo acompañarán a su último lugar de reposo, la que permanecerá fresca, la que nunca se marchitará, será la pequeña flor que él mismo dibujó en la última página de este precioso libro.» E.B. White, autor de 'Mi Nueva York'