Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Enis Batur es una de las figuras más destacadas de la literatura y la vida cultural turca desde los años ochenta: escritor, poeta, ensayista y autor de más de cien libros traducidos a numerosas lenguas extranjeras. Inédito hasta la fecha en España, Batur es, sin embargo, un espejo para muchos y destacados autores de nuestro tiempo: para Alberto Manguel, por ejemplo, que considera a Batur «mi gemelo y mi doble, pues todo lo percibe, ve y evoca como yo. Sé de antemano lo que pensara y dirá. Extraño, ¿no?». En el prólogo a este libro, Manguel sueña la posibilidad de haber sido otro, su doble: tal vez un escritor turco, autor de Las bibliotecas de Dédalo,la autobiografía posible de Enis Batur, novelista y bibliófilo, a través de un recorrido laberíntico por las bibliotecas que han marcado su propia vida. De la biblioteca de Alejandría a la de Sarajevo; de la biblioteca personal del propio Batur, perdida en un incendio, a la que fue recreando desde entonces en una labor taxonómica cada vez más compleja y maníaca; de la inmensa y desconcertante biblioteca Warburg a la pequeña e incomprensible biblioteca de un hotel de la áspera costa norte de Turquía; de la especular biblioteca borgiana a la biblioteca de un desconocido en un piso alquilado