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Sobre el papel todo está claro, pero cuando empieza a poner en marcha el plan, sus ligues van de mal en peor. Y por si fuera poco, siempre hay un testigo misterioso: el vecino guapito del segundo B que no para de reírse de sus desgracias, pero, a la vez, es el único con quien puede compartir sus penas.
Entre ellos florecerá una amistad que se irá convirtiendo en algo mucho más interesante... y divertido. ¿Podrá Jo ser fiel a su única norma?