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Sinopsis
El pueblo de Miralvalle deja pasar los años sin miramientos y sus habitantes permanecen inmóviles, sin mucho plan de futuro más allá de levantarse al día siguiente. Los miralvallenses, que así se llaman, son unos ciudadanos cualesquiera, gente que se preocupa de lo suyo y de lo de pocos más, que prefiere lo malo conocido y que disfruta de la vida con esa peculiar ignorancia tan española, casi voluntaria, del que prefiere no saber.
Un lobo anda dando buena cuenta de las ovejas de los pastores miralvallenses, pero la llegada de un cazador forastero parece ser el milagro que tanta falta les hace. Hay una bestia que cazar y un ministro al que impresionar para que el grifo de las subvenciones rurales no se cierre. Entre banquetes, vino consagrado, escopetas y banderitas nacionales, los miralvallenses viven los días más intensos que pueden recordar mientras su pueblo cae en el olvido.
El tiempo pasa. O no, qué más da.