Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Este libro de Luis Herrero es, en sus propias palabras, «una humilde contribución a ese ejercicio conmemorativo» que tendrá lugar a propósito del 75 cumpleaños de Adolfo Suárez. Mucha gente le recordará por ese motivo. «Es cierto que Adolfo, gracias a Dios, aún no ha muerto, pero también lo es que, en sentido estricto, ya no está entre nosotros. Ha elegido un modo extraño de despedirse».
Unas páginas apasionantes y cercanas que no buscan seguir alimentando las crónicas periodísticas y los manuales de historia, sino que invitan a una sobremesa de domingo en La Moncloa, a una tarde de confidencias regadas con bourbon en la Taberna del Cojo o a una partida de mus entre amigos. El lector será testigo de las agónicas horas que siguieron al golpe de Estado del 23-F en un valiente periódico de provincias y recorrerá a zancadas el despacho del presidente mientras repasa su discurso de investidura. Podrá saber algo más de un hombre que se encuentra camino a la leyenda.
Con una pluma incapaz de artificios e impregnada de indisimulado cariño, el autor recorre la vida de un Adolfo Suárez que ya desde su Ávila natal soñaba con ser presidente del Gobierno. El poder fue la pasión de Adolfo, pero también su herramienta para acometer lo que él mismo denominó «obra política que asombrará al mundo». En Los que le llamábamos Adolfo, Luis Herrero brinda homenaje a una pieza clave de la Transición española a través de su mirada de periodista y con la sincera admiración del amigo.