Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
"Cuando intentes hablar, recuerda que no puedes servirte de algunas palabras gratas al oído: libertad, progreso, Estado de derecho, democracia, derechos del hombre... Tendrás que describir lo intolerable sin tener nada para salir de ello. Permanecer fiel a ese inexplicable silencio. A su insoportabilidad sólo te será dado responder con medios inmanentes a ella". Tan exigente es la despiadada lucidez con la que Giorgio Agamben se mide con nuestro universo político. Mas la fidelidad a ese silencio es también fidelidad rigurosa al tiempo-acontecimiento en que se inscriben y se juegan nuestras vidas, a esa región opaca en que lo público y lo privado, el cuerpo biológico y el cuerpo político son ya indiscernibles. "Es aquí donde tengo que encontrar mi espacio, aquí, o en ningún otro sitio. Sólo una política que parta de esta conciencia puede interesarme". Conciencia que se hace cargo del prolongado eclipse de la política, de su posición subalterna frente a la religión, la economía o el derecho, del olvido de su propio rango ontológico que la ha llevado a ser desbordada por transformaciones que han vaciado sus categorías y sus conceptos. Pero en su horizonte se inscribe coherentemente, en un movimiento de inversión, la búsqueda de paradigmas específicamente políticos en experiencias y fenómenos que de ordinario se consideran ajenos a su ámbito, como ilustra ejemplarmente el gesto, esa esfera de medios puros, de medios que, permaneciendo tales, se liberan de su conexión con un fin; política, pues, como "esfera de la gestualidad absoluta e integral de los hombres".