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Sinopsis
Si usted tiene estima por su mente, por su cuerpo, por sus ideas, por su concepción de la vida, no le servirá este libro. Si busca una lectura amena, desenfadada, casi trivial con la que matar el tiempo, éste no es su libro. Si hay algo que puede matar este libro no es precisamente el tiempo, sino la muerte misma, es decir, en concepto "muerte" y, con él, el concepto "nacimiento".
Los tres capítulos que integran el libro tienen, cada uno, un sobrenombre que define el objetivo para el que fueron redactados; El encuentro (cap.I), es decir, el contacto o tanteo entre el lector y el libro ( o mejor dicho, con las primeras proposiciones del libro); El Asperón (cap.II), denominación de una antigua marca de jabón mezclado con arena para facilitar la erosión de la suciedad; El Destazador (cap.III), porque tritura hasta deshacer los conglomerados físicos, psíquicos y mentales que producen la sensación de individualidad, la erronea identificación del "yo" con el cuerpo-mente, es decir, la ilusión de la separatividad... Cariñosamente su autor pretende representar con ello la paulatina disolución (Asperón) de conceptos a que debe someterse el lector hasta por fin despojarse simbólicamente de su propia piel exterior y darse la vuelta completamente como un simple calcetín.
Este "destazarse", que equivale a la "muerte" del ego, es el paso previo para atravesar, sin moverse de uno mismo, el umbral que precede a la contemplación del verdadero Ser.
El lector encontará en este libro una serie de proposiciones o meditaciones para replantearse "conceptos". En buena medida, lo que no somos es lo que nuestra mente nos presenta como los conceptos "este hombre que yo soy" o "esta mujer que yo soy", "mi cuerpo", "mi mente", "mi alma", "mi espíritu", "este mundo", "este universo".
Pero entonces ¿quién soy yo?, ¿qué somos?, ¿qué es la realidad?, ¿soy yo este cuerpo-mente, con este nombre, esta familia y esta profesión?, ¿quién seré yo o qué será de mí dentro de cincuenta años, de cien años?, ¿existía yo hace cien años?, ¿Cuál es mi naturaleza antes de ser concebido, antes de presenciar el estado que llamamos "nacimiento"?
A estos efectos , las proposiciones son, a manera de preguntas afiladas como espadas, un recordatorio constante de esa naturaleza eterna que nosotros somos " cuando nada de todo esto era". Y las proposiciones son un ir indagando en "cuando nada de todo esto era". Pero, en una paradoja sólo aparente, todo lo que no era con nosotros cuando el nacimiento no había aparecido aún en nosotros, nos permite ver lo que siempre somos.
Y, por ello, las Meditaciones guiadas son también un texto a la manera tradicional, porque su finalidad no es una acumulación de datos de cualquier tipo de conocimiento, sino una invitación a una reflexión profunda e íntima que se tiene que ir efectuando no sólo en el momento de su lectura y meditación, sino a cada instante. De este modo, mediante la autoindagación, las preguntas irán viniendo a la mente ante las situciones cotidianas: ¿Estaba esto conmigo... cuando nada de todo esto era...? Acaso la respuesta sea inmediata, y no en forma de pensamiento, sino por una evidencia irrefutable, hecha de conmoción y de certeza. La respuesta surgirá de nosotros mismos, de ese nosotros mismos que sabe la respuesta porque es lo que era "cuando nada de todo esto era". ¿Acaso el que responde no es lo que nosotros somos antes de que el nacimiento aparezca en nosotros?
Tal vez, si verificamos lo que las preguntas proponen, descubriremos con asombro que, sin embargo, no nos podremos negar a nosotros mismos que nosotros ya éramos antes de que nuestro supuesto nacimiento fuera. Este nacimiento que nos han dicho que es "nosotros mismos y nuestro", y que ahora descubrimos que "no es ni nosotros mismo ni nuestro", puesto que nosotros ya somos cuando él vino a nosotros. Asombroso, pero cierto. Sólo hay que dejarse llevar por las proposiciones y ellas nos conducen a la evidencia, por la experimentación directa, de una manera simple, llana innegable. En definitiva, las proposiciones de este libro ofrecen un ayuda para aquellos que padecen la inquietud de hallar la verdadera paz.