Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
En 1937, cuando apenas tenía veinte años y estudiaba en Londres, Leonora Carrington conoció a Max Ernst, se fugó con él a Francia y entró en contacto con los círculos surrealistas de París. Dos años después, en 1940, Max fue declarado enemigo del régimen de Vichy y trasladado a un campo de concentración. Leonora, con evidentes signos de trastorno psicológico, se vio obligada a huir a España, donde, por mediación de su padre, fue ingresada en un sanatorio de Santander.
Memorias de abajo, escrito originariamente en francés en 1943, es el recuerdo, en forma de dietario, de aquellos días de confinamiento en que Leonora fue asediada no solo por sus propios delirios, sino también por los métodos poco ortodoxos de su médico, el sádico doctor Morales. Un calvario descrito con una precisión sorprendente, sin rastro de autocompasión, por quien ha sido consciente de su descenso al abismo de la locura, de su recuperación, y de cómo los estratos más hondos del subconsciente pueden ser un material válido en la práctica artística.