Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
No sé si alguna vez se podrá calcular a cuántas personas les ha destrozado la vida ETA en sus cincuenta años de historia. Asesinados, secuestrados, extorsionados, familias y entornos marcados por una experiencia brutal de pérdida, chantaje, presión, miedo, falta de libertad... Miles de vascos han soportado además restricciones de las libertades individuales, incluido poder optar en pie de igualdad por cualquier opción política, teniendo que pasar a engrosar el grupo de los condenados al silencio: prohibido identificarse no ya como enemigos del nacionalismo-independentismo ante el riesgo de ser marcado como enemigo, sino simplemente como pacifistas. Muchos de los imprudentes que expusieron argumentos éticos, políticos, históricos, sociológicos o simplemente humanitarios, con su pluma o con su voz, en medios de comunicación, en libros o a través de organizaciones cívicas contra ETA, acabaron teniendo que optar por el exilio para preservar su vida, por la tranquilidad de su familia, por no tener que arrastrar siempre la sombra de los escoltas o para librarse de un clima irrespirable. De algunos de ellos nos ocupamos en este libro sobre exiliados por razones intelectuales. Profesores, jueces y periodistas que, aun viviendo en un país donde rige el Estado de derecho, no han podido decidir dónde vivir, dónde ejercer su profesión o han modificado sus vidas en una especie de exilio interior o forzado. Adiós a su casa, al centro de trabajo, a los contactos cotidianos con la familia, a los amigos, a los equipos de trabajo, a esas rutinas que van configurando esa peculiar comodidad del hábitat que significa mi casa, mi ambiente, mis paisajes, mi clima... Yo misma reunía la condición de profesora de Universidad, periodista y exiliada... Este libro nace de la decisión de muchas personas e instituciones para que se recogiera el testimonio de profesionales intelectuales exiliados y éstos pasaran a engrosar la memoria de las huellas que ETA ha dejado con su violencia. No son todos los distinguidos con la marca de ETA, designándolos primero como enemigos del pueblo vasco e incluyéndolos después en la lista de ajusticiables. En los informes de la Ertzaintza (la lista puede ampliarse con datos de la Policía Nacional), en estas listas, llegaron a figurar 65 profesores y 326 periodistas. A la policía vasca le constan 20 dosieres sobre profesores y 80 sobre periodistas en los que aparecen seguimientos e informaciones que denotan la preparación de los posibles atentados. El trabajo de documentación se acometió en 2010, cuando ETA aún estaba lejos de anunciar el cese de sus «acciones armadas». Por eso, cuando los profesores de la Universidad del País Vasco Mikel Azurmendi, Mikel Iriondo, Carlos Fernández de Casadevante, Gotzone Mora, Edurne Uriarte, Manu Montero, Francisco Llera y los periodistas José María Calleja, Aurora Intxausti, Carmen Gurrutxaga, Charo y José Antonio Zarzalejos y Pedro Briongos fueron entrevistados aún hablaban en presente sobre la situación de Euskadi que había producido su exilio. Onicamente Francisco Llera respondió al cuestionario conocido ya el cese de la violencia de ETA.Periodista y escritora. Estudió en la Universidad de Navarra doctorándose en Ciencias de la Información en 1987. Ha trabajado como redactora en la Agencia EFE, el diario Nueva Rioja, y El Correo Español. Fue jefe corresponsal política en Deia, delegada en el País Vasco del semanario Panorama, columnista en La Hoja del Lunes de Bilbao y luego de El Correo. Profesora de Periodismo en la Universidad del País Vasco, desde 1982 y Catedrática desde 1996. Es columnista habitual de El Correo y autora de varios libros de ensayo sobre los medios de comunicación vascos. Ha impartido cursos de doctorado en la Universidad del País Vasco, la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y la Universidad de Sevilla. .