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Sinopsis
En el célebre, y ya mítico barrio parisino, que alcanzara su esplendor en las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del XX, es donde se desarrolla el tema que a su vez da título a la obra: Montmartre.
Cuna del arte por aquellas épocas, Montmartre viene a simbolizar en el desarrollo de la historia algo así como fue Atenas en la mejor época griega. Reunión de intelectuales y artistas, atracción de variopintas gentes, mirador de ese centro que sirvió y sirve- de comunicación para las inquietudes humanas y vanguardistas. Montmartre se erige, sin duda, como centro de interés cultural de nuestra civilización. A una de cuyas tabernas quiere el azar que acuda la protagonista del relato, quien conocerá allí a su amor, por quien, de forma inmediata, redefinirá sus implicaciones sentimentales en pos de su añorada felicidad.
Pero la unió que provocará este encuentro no aportará al lector más que el grito de renuncia a un mundo que disipará el ensueño amoroso de esas almas que, a semejanza de otras parejas de la literatura clásica, hacen brotar las pasiones en toda su grandeza, al tiempo que, devenidas a un mundo materialista, mecanicista, regido y proyectado por fuerzas insensibles, desencadenantes de tal planteamiento, o, si se quiere, de tal posibilidad, sufrirán el desfase de los tiempos mientras llega el desenlace.
Montmartre, que completa el título general de Raíces del edén, constituye una magistral y apasionante historia de la filosofía del amor, cuyo autor se manifiesta como un consumado maestro del género.