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Sinopsis
Al estudiar las fuentes documentales de los reinos cristianos del norte cantábrico vemos que, en su formación y expansión, es fundamental el fenómeno de la repoblación con clérigos y sus familias que llegan al norte desde Al Ándalus. Son cristianos, conocidos como mozárabes, que van llegando en sucesivos períodos produciendo una clara aculturación de las zonas repobladas, que tenían una baja densidad de población, dispersa y ruralizada.
Los primeros repobladores que llegan al Reino de Asturias, en los momentos iniciales de su formación, en la época de Alfonso I y su hijo Fruela, en el que también se repuebla la Vardulia (que después se conocerá como Castilla) todavía no están arabizados, pero los que continúan llegando durante los siglos siguientes son ya cristianos con un alto grado de arabización.
Estos repobladores cristianos proceden, mayoritariamente, de las zonas urbanas de Al Ándalus, y muchos de los que llegan en el siglo VIII a la Vardulia lo hacen desde una gran ciudad de Al Ándalus que se llamaba Castilla antes de conocerse como Medina Elvira, una vez convertida en la capital de la Cora de Elvira. Ellos son los que ponen el nombre de Castilla a su nueva tierra.
Unos y otros llevan allí todo su acervo cultural: su arte, que se ve en la arquitectura, la ilustración de libros o en la música; su forma de entender la religión; su economía y, especialmente, su habla romance, la lengua no culta o «vulgar» que se hablaba en Al Ándalus y que los andalusíes denominaban latiní o aljamía. Ese romance andalusí es semejante a los que aparecen en el norte. La semejanza que se ve en los momentos iniciales de la formación de esos romances, y que se deduce de los textos latinos escritos en la época, que incluyen ya formas romances, se comprende, precisamente, por el común origen mozárabe de los autores de muchos de esos textos, tanto en Asturias, León y Castilla.