Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Nocturno de Chile relata una noche de agonía en la vida de Sebastián Urrutia, excusa para recorrer la historia de un país infernal «que no sabe muy bien si es un país o un paisaje».
Sacerdote derechista, reconocido crítico literario, ignorado poeta, Sebastián Urrutia Lacroix se encuentra tendido en la cama una noche que parece ser su última en este mundo. El sudor, el delirio, la certeza de un final y su dolencia lo aquejan cruelmente. Pero más febril que su enfermedad es el alud de recuerdos, la avalancha incontenible de un pasado fantasmal de halcones adiestrados para cazar palomas, de lecciones de marxismo a un dictador en ciernes, de un artista abandonado a sí mismo en la inanición, de tertulias iluminadoras en una casa sumida en la herrumbre de la tortura.
Interrumpido solamente por el «joven envejecido» de su consciencia, el monólogo de Urrutia se alza por encima de los muros de una ciudad hundida en el toque de queda.