Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Con este segundo volumen de las Novelas de Azorín cerramos el ciclo de su narrativa, concentrándonos en las obras publicadas entre 1928 y 1944. A partir de este periodo, se puede apreciar la evolución del escritor levantino hacia una renovación literaria que se había venido gestando tiempo atrás. De este modo, novelas como Félix Vargas, Superrealismo o Pueblo dan buena cuenta de su abandono de los procedimientos del Realismo en pro de la nueva estética aplaudida por jóvenes vanguardistas como Benjamín Jarnés o Antonio Espina. Como bien explica Lozano Marco en su completo prólogo ahora el verdadero paisaje del libro es el cerebro del protagonista, y la construcción del texto reviste una aparente desorganización porque responde, en realidad, a una estructura interior más profunda.
En suma, una ocasión única para que los lectores puedan descubrir la complejidad de Azorín, asomándose a esta faceta menos conocida de uno de nuestros clásicos del 98.