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Sinopsis
Reparem, a seguir a Luanda, o lugar onde todas as idiossincrasias deste povo ganham maior visibilidade e Lisboa. Dai, mesmo que eu quisesse, e impossível ficar imune a essa banga, basta alguém identificar-me o sotaque (ou a ausência dele). A verdade é que a vaidade angolana já se tornou monumento de fama internacional. Uma atração turística ambulante, que onde quer que estejam angolanos, uma multidão de curiosos aparece para tirar fotografias, entregar currículos ou propor negócio, como me aconteceu recentemente. Quando terminava o meu almoço, sai da cozinha o proprietário e propõe-me que lhe compre o restaurante, com todo o recheio, licenças, cozinheiros e empregados de mesa incluídos. E eu, do alto da minha vaidade, tão afetado pela crise financeira em Portugal quanto o pobre senhor, lanço-lhe a pergunta:
Quanto é que custa?