De un modo divertido, ¡Pilú Pilú! acerca a los pequeños al posible origen de la relación real entre los cocodrilos y los pájaros pluviales, más conocidos como corredores o chorlitos egipcios. Esta ave les limpia la boca de restos de comida, de parásitos como sanguijuelas y otros invertebrados. Este pequeño pájaro cumple también la función de guardián; gracias a su canto ?el recurrente ¡pilú pilú! que da nombre al cuento? avisa a los cocodrilos de posibles peligros. Como contrapartida, tiene garantizado alimento todo el año. En su primera colaboración para OQO editora, Susanna Isern recurre al estilo clásico de los cuentos para recrear el origen de esta simbiosis entre especies de una forma graciosa y amena. De este modo, la historia arranca con la tradicional estructura acumulativa: Escondido en aquel rincón tan apartado, en tierra firme y junto al lago ¡Un nido! Y entre sus finas ramas ¡Un chorlito! A través de esta especie de matrioska se ubica al lector en el lugar de la acción y se le presenta a los dos protagonistas: un pequeño pájaro y un cocodrilo en la selva. Cada tarde, después de comer, el cocodrilo se tumbaba al sol y, con los ojos llenos de lágrimas, miraba al cielo y suspiraba:¡AAAYYY! Cada tarde, el chorlito miraba con curiosidad al cocodrilo. ¿Qué le pasará? se preguntaba. Esta incógnita es la que lleva al pequeño pájaro a consultar a cada uno de los animales de la selva para resolver el origen del estado del reptil. Unas pesquisas de las que es partícipe el lector gracias a la narración de la autora catalana. A través de este periplo, los niños y las niñas podrán conocer a otros animales de la selva ?koala, avestruz y canguro?, al tiempo que divertirse con sus ingeniosas respuestas y especulaciones. Sin embargo, el camino más fiable para descubrir lo que sucede suele ser el más corto. No obstante, a veces necesitamos perdernos por otros más largos para llegar a esta conclusión. Algo habitual en todo aprendizaje. Y esto es lo que le sucede a nuestra diminuta y nada temerosa ave. Su tamaño no le impide arriesgarse y su carácter inocente y confiado no se muestra como un obstáculo para lograr sobrevivir en un mundo hostil como es la selva, todo lo contrario. La autora destaca que ha intentado transmitir en este álbum el mensaje de que no hay que subestimar a los demás, por poca cosa que parezcan. Por eso al final, es un pequeño e indefenso pájaro el que resuelve el problema de un enorme y temible cocodrilo. La candidez de los dos protagonistas se transmite también en la paleta de colores elegida por Katharina Sieg, quien recoge el guante de la ambientación cromática propuesta por Susanna Isern: Perdido en una selva lejana, verde oscuro casi marrón La ilustradora alemana ha combinado acuarelas y lápices para crear un mundo de colores evocadores, con pequeñas criaturas y objetos ocultos entre las ramas. De este modo, ha creado divertidas historias paralelas, que no están explicitadas en el texto para que sean descubiertas por un lector observador y atento. En el que es también su primer trabajo para OQO editora, Sieg transmite en las formas redondas y gestos entrañables con los que da vida a los personajes la honestidad e inocencia con los que han sido modelados a través del texto. Una simbiosis entre ilustración y narración, tan perfecta como la de cocodrilo y chorlito. Un álbum para despertar la curiosidad del lector y alimentar sus ganas de saber para, de este modo, descubrir que uno nunca se puede fiar de las apariencias. Una historia que invita a creer en las buenas intenciones y a confiar en los demás, y que ensalza valores como la amistad y el compañerismo.