Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
De una sencillez aparente, los poemas de Maurice Carême dejan el buen sabor del pan verdadero, de un mundo rural donde los ríos, los bosques, los sembrados, se acompañan del eco de voces, de risas y labores compartidas. Con su mochila al hombro, luciera o no el sol, el poeta salía cada día al campo a escribir. Le gustaba llamar por su nombre a las plantas, a las aves, y con entera libertad sembrar palabras para contribuir a un mundo «generoso, donde cada uno extraería alegría para los demás». Embebido y admirado de la belleza, la inspiración le hacía detenerse y escribir en medio del paisaje, y allí, o luego en casa, todavía emocionado, apartar lo superfluo y quedarse en la sencillez.