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Sinopsis
Ciertamente hay que llevar bien colmado de sensibilidad el zurrón para repartir a cada paso y a cada párrafo una hermosa enseñanza. Joaquim M. Palma honesto y gentil vagamundo tiene una mirada limpia y singular, y una prosa evocadora y precisa, afilada en la traducción de los haikus de su admirado Matsuo Basho. El viaje con él es un continuo descubrimiento de tesoros desapercibidos. Tal es la fatiga de nuestros ojos que necesitamos de lazarillos para reconocer la belleza y organizar las emociones. Él nos avisa. Culto, discreto, refinado, silencioso y tenaz, Joaquim nos cura esa ceguera, adiestrándonos de nuevo en la mirada descubridora.
Su enorme erudición juega con la cita, despojándola de su sentido ornamental, para hacer de ella una construcción literaria. A veces una carretera desierta, un puente o una encina solitaria le dan pie para la reflexión alegre; otras, la monumentalidad más sofisticada impulsa su escepticismo. Pero en todo ello se trasluce un ejercicio de amor..., a la vida, a lo auténtico, al prójimo, a lo sencillo, a la belleza... Es, sin duda, una obra benéfica.