Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
El libro profundiza en la figura del profesor como diseñador de currículo, para devolverle la iniciativa en la toma de decisiones curriculares, tanto a nivel individual como colectivo, ofreciendo pautas concretas y experimentadas en la formación inicial y continua de maestros y profesores. El lector encontrará en la obra un análisis, en ocasiones incisivo, sobre la realidad de la docencia y, partiendo de este análisis, una propuesta para el diseño de la programación de centro y de aula. La originalidad de la programación estriba en la combinación de un paradigma educativo centrado en el aprendizaje, con las aportaciones del modelo competencial para la formación integral y el alineamiento constructivo. Programar al revés es centrarse en los aprendizajes que queremos conseguir y en su evaluación, haciendo depender de ello todos los demás elementos del currículo; y no por una obsesión en la medida, sino por el empeño de buscar la evidencia que permita mejorar con fundamento. Está comprobado que una mejora en la evaluación, acompañada del diseño de un itinerario claro, genera innovación en los modelos educativos, tanto de los profesores como -y eso es lo esencial- en los enfoques del trabajo de los alumnos.